Una novelita lumpen

Reseña publicada en la revista «El Sábado» del diario El Mercurio, 5 de diciembre de 2003

Con más de un año de retraso llegó a Chile esta breve novela de Roberto Bolaño, después incluso de la publicación de su primer libro póstumo, El gaucho insufrible. Fue escrita en el marco del proyecto editorial Año 0, de Mondadori, que consistió en enviar a diversos escritores a la ciudad de su elección, para que escribieran allí una novela. Del proyecto han salido obras excelentes, como Mantra, del argentino Rodrigo Fresán (Ciudad de México), El tren a Travancore. Cartas indias, del guatemalteco Rodrigo Rey Rosa (Madrás) y Una novelita lumpen (Roma). Pero, en el caso de Bolaño, Roma es una presencia fantasmal marcada por los nombres de las calles y de algunos personajes, mientras que otros aparecen identificados sólo por su lugar de origen (el boloñés, el libio), y la acción se verifica, sobre todo, en espacios cerrados.

Por su temática, esta novela enlaza vagamente con Consejos de un discípulo de Morrison a un discípulo de Joyce, escrita en conjunto con Antoni García Porta, primera novela de Bolaño, que también circulaba –bien que de manera muy experimental- por los universos de la novela negra y de la adolescencia. Pero así también es palpable la notable madurez de estilo que alcanzó el escritor chileno, evidente en un texto  breve, sobrecogedor y muy distinto del resto de sus obras recientes. Aquí no hay referencias literarias ni latinoamericanos desarraigados. Hay soledad pura y dura, hay miseria humana, hay dolor, hay caminos que no llevan a ninguna parte, hay un tránsito terrible de la adolescencia a la madurez. La historia es simple: una pareja de hermanos adolescentes queda huérfana. Poco a poco abandonan los estudios, buscan alternativas de trabajo y, sin darse cuenta bien de cómo empezó todo, se encuentran sumergidos en una intriga policial, en un intento de robo que involucra, de paso, que Bianca, protagonista y narradora de la obra, le preste servicios sexuales a Maciste, un viejo físico culturista que atravesó por una época de gloria en el cine, que ahora, ciego, habita una casona siniestra donde, se supone, hay una caja fuerte llena de tesoros.

Con esos elementos, Bolaño compone una fábula tremenda sobre la soledad, el desamparo y la decadencia, de la mano de un lenguaje deliberadamente simple y llano, pero no por ello menos trabajado y pulido hasta alcanzar su máxima efectividad. El final es inesperado, una vuelta de tuerca que parece lanzar a todos los personajes al vacío y la tragedia, como si antes, en esas vidas que giran en torno a la tele y a la promesa de la caja fuerte, todo fuera sólo un simulacro, un ensayo, una preparación para ese momento en que verdades y mentiras se asocian para romper las expectativas. Bolaño, en sus cuentos, mostró que es un maestro en los finales abiertos, y lo reafirma con el cierre magistral de esta novela.

Roberto Bolaño. Mondadori, Barcelona, 2002. 122 páginas.

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