Reseña publicada en la revista «El Sábado» del diario El Mercurio, 17 de junio de 2017
La obra entera de Elias Canetti, Nobel de Literatura en 1981, es una de esas catedrales enormes que, aunque el autor murió en 1994, siguen edificándose: parte de su legado se hizo público en 2004, pero para acceder a sus diarios, a sus cartas y a una ingente cantidad de material inédito, 104 cajas repletas de manuscritos, habrá que esperar hasta 2024. Quizá entonces el presente libro, que ya es póstumo, merezca importantes modificaciones y agregados. Es un libro sobre el que Canetti escribió muchísimo, pero que nunca organizó. Solo hacia 1970 mencionó una posible estructura. Y, al revés de otro de sus libros clave, Masa y poder, no quiso que fuera un desarrollo ordenado de sus ideas, sino una colección de fragmentos que colisionan entre sí. Él lo expresó de la mejor manera: «Solo en sus frases dispersas y contradictorias consigue el hombre recogerse, ser un todo sin perder lo más importante, repetirse, respirarse, enterarse de sus gestos, fundamentar su acento, ensayar sus máscaras, temer sus verdades, convertir sus mentiras en vapor de verdades, encolerizarse para la muerte y desaparecer rejuvenecido». A pesar de su obsesión contra la muerte, desde que vio morir a su padre de un infarto cuando él tenía 7 años; a pesar de su constante reflexión sobre el posible libro, nunca escribió la primera línea, como indica Peter von Matt en el postfacio. Pero sí sembró su obra de aforismos, reflexiones, microhistorias, citas, referencias literarias, materiales diversos que, para citar una vez más a Matt, «no sabemos cómo se habrían integrado» en la obra que Canetti rumió a lo largo de su vida.
Este libro -un impresionante trabajo, desde luego- recoge cronológicamente los apuntes y fragmentos sobre la muerte, tanto en la obra publicada por Canetti en vida como en los materiales inéditos disponibles, cribados y vueltos a cribar para evitar repeticiones, por ejemplo, pero también para mostrar cómo Canetti volvía a formular, de una manera, antiguas ideas. El resultado es formidable. Si hay alguien que pensó a fondo, en todas sus variables, en el modo en que la muerte nos interroga y a la vez da forma a nuestro destino individual y colectivo, es Canetti. De su rabia contra la muerte, de su afán de vencerla -que sabía vano, pero no por ello renunciaba a él- surge un incesante chisporroteo de intuiciones y reflexiones que no agotan su sentido y que invitan a volver, una y otra vez, a acompañarlo en la desesperación y la ira, en la sensación de que tal vez «esta vida sería menos mala si no fuera arbitrariamente cortada y desgarrada».
Elias Canetti. Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2017. 390 páginas.