Reseña publicada en la revista «El Sábado» del diario El Mercurio, 6 de septiembre de 2014
Sontag ocupa un espacio conflictivo para muchos. Nadie la considera una filósofa, pero la etiqueta de ensayista le queda estrecha; la salida es considerarla una intelectual, categoría muy amplia y a ratos cuestionada, pero que de todas maneras sirve para apuntar a lo que ella describe como su oficio: pensar. «Yo pienso en todo lo que me sucede», dice al comienzo de esta larga entrevista que se llevó a cabo en dos momentos, separados por seis meses, en París y en Nueva York, en 1978.
La revista Rolling Stone publicó, en su momento, un tercio del texto, que solo en 2013 fue editado completo por su autor, el periodista Jonathan Cott, quien señala en el prólogo que ella y el pianista Glenn Gould son sus únicos entrevistados que no hablan con frases, «sino con párrafos expansivos y mesurados». De ahí la particular textura de la entrevista, donde hay pocas vacilaciones y una muestra clara de cómo entiende Sontag la tarea de pensar: en diálogo, cotejando ideas, porque, dice, «conversar me da la posibilidad de saber qué pienso». Y de eso va, pues, este libro. Cott había leído con mucha atención los ensayos y obras narrativas de Sontag; entre ellos, Contra la interpretación -su obra más famosa- y La enfermedad y sus metáforas. Cuando dice que piensa en todo lo que le sucede, alude al origen de este último libro; tuvo cáncer y ello la llevó a pensar en la enfermedad. Es muy interesante que ya en esa fecha hubiera una voz tan clara y firme contra esa tendencia a sentirse culpable cuando sobreviene una enfermedad.
La entrevista discurre de forma muy libre por aquel tema y por los otros que recorren sus libros: su desconfianza hacia las metáforas y su pasión por la escritura despojada como la de Kafka, Calvino, Beckett o Borges; su repulsa al sistema patriarcal que considera a las mujeres más que los niños y menos que los hombres, «niños mayores con el encanto y el atractivo de los niños»; sobre el modo en que se instala, observa y reflexiona acerca de la realidad en que está inmersa; sobre la vida intelectual de la época. En suma, un diálogo apasionante, vivo y cercano, que sin duda valía la pena rescatar en toda su extensión.
Jonathan Cott. Ediciones Universidad Diego Portales, Santiago, 2014. 139 páginas.