El tercer personaje

Reseña publicada en la revista «El Sábado» del diario El Mercurio, 9 de mayo de 2015

Maquetación 1Sergio Pitol es un escritor curioso. En realidad, le corresponde perfectamente su propia definición de excéntrico: «Escriben de la única manera que les exige su instinto. El canon no les estorba ni tratan de transformarlo. Su mundo es único, de ahí que la forma y el tema sean diferentes». Quizá por eso, por su condición de excéntrico, el mundo literario tardó en reconocerlo. Cuando se habla del boom, no se lo nombra, aunque es más joven que García Márquez y tres años mayor que Vargas Llosa. Solo a partir de los 90, cuando ya había completado la Trilogía del carnaval, que debe estar entre la mejor literatura latinoamericana del siglo XX, obtuvo premios como el Juan Rulfo y el Cervantes. Nada menos. Y comienza a surgir también la certeza de que la generación de Bolaño tiene mucho más relación con Pitol y Augusto Monterroso que con los patriarcas del boom.

Sus últimos libros son una muy personal mezcla de autobiografía, de ensayo y de crónica. El presente libro se decanta más hacia el ensayo, pero en modo alguno incurre en la pesadez de la academia. Nunca deja un tono personal ni la primera persona, lo que convierte estos textos en una experiencia de lectura poco habitual. Ya sea que analice ideas y tendencias o a sus autores favoritos, que escriba sobre sus amigos (escritores), sobre pintura, sobre la novela policial o sobre cine -una de sus grandes influencias, según expone en algunos de estos ensayos-, Pitol habla a partir de sí mismo, de cómo esas lecturas o esas películas se incorporaron a su vida y le permitieron entender mejor el mundo. El escritor mexicano tiene otra característica realmente memorable, y es que nunca ha bajado la intensidad de su pasión por la lectura. En este libro recoge ensayos sobre César Aira y Mario Bellatin, por ejemplo, y celebra el placer de encontrar formas renovadas y nuevas ideas en literatura. También habla de Monterroso, de José Emilio Pacheco, de Virginia Woolf y de Cervantes; y uno no puede dejar de asombrarse de que en pocas páginas Pitol encuentre algo nuevo que decir sobre el autor de El Quijote. Mención aparte merece su pasión cinéfila y la lucidez de varios ensayos que van mucho más allá de la erudición en su recuento sobre cómo el cine del siglo XX se ha hecho presente en la historia cultural (y en la suya personal). Mantener intacta la curiosidad y la lucidez a los 82 años es una hazaña poco habitual.

Sergio Pitol. Anagrama, Barcelona, 2014. 252 páginas.