La dama de la furgoneta

Reseña publicada en la revista «El Sábado» del diario El Mercurio, 18 de abril de 2009

dama furgonetaEl año pasado, Anagrama publicó Una lectora nada común, de Alan Bennett, comentada en esta columna: una novela chispeante y provocadora, acorde con la fama de su autor, considerado el dramaturgo más célebre del Reino Unido. La misma editorial trae ahora La dama de la furgoneta, que es más bien un perfil periodístico que una novela (de hecho, la mayor parte del texto apareció en 1989 en London Review of Books; en 1994, para su publicación como libro, Bennet agregó una postdata de unas 15 páginas).

Obviamente, el rescate de esta obra se debe al éxito de la anterior, y está muy bien que así sea. Breve y magistral en su precisión, relata la extraña relación que el autor estableció con una especie de vagabunda que rondaba por su barrio. Gracias al subsidio que recibía del gobierno, Miss Shepperd tenía recursos –modestos, claro– que le permitían comprar furgonetas de segunda mano, convertidas de inmediato en un cruce de basural y casa, cuya pestilencia ahuyentaba a los paseantes. Después de un par de encuentros callejeros que pusieron a prueba la paciencia de Bennett, ocurrió un desagradable incidente: un par de borrachos rompió los vidrios de la furgoneta y Miss Shepperd quedó con cortes en la cara. El autor se compadeció de ella y le ofreció estacionar la furgoneta en su jardín y de ahí prácticamente no se movió más. Miss Shepperd tenía además un auto, cuyo motor encendía en las mañanas y lo aceleraba por unos cuarenta minutos; dos coches de niño; y, en los últimos años, una silla de ruedas, aunque podía caminar perfectamente. A través de breves notas, fechadas entre 1969 y 1990, cuando la dama de la furgoneta ya había muerto, Bennett entrega un retrato preciso, humorístico y generoso de esta excéntrica anciana, siempre elusiva respecto de sí misma y con claras convicciones morales, religiosas y políticas, fundadora –y única militante– del Fidelis Party, vendedora callejera de panfletos ultraconservadores escritos por ella misma, coleccionista de los más diversos objetos que, amontonados en la furgoneta, recibían además una gruesa capa de polvos de talco. Pero lo más interesante del texto no es el recuento de las excentricidades y manías de una anciana que bien podría haber estado internada en algún hospital psiquiátrico (de hecho, lo estuvo, antes de conocer a Bennett), sino la manera en que el autor retrata su relación con ella, una relación que tenía claras fronteras –alguna vez traspasadas por ella, por supuesto– y un complejo sistema de signos y señales que rigió la estrecha vecindad por más de 15 años. Bennett es singularmente respetuoso de la intimidad y de la reserva de su vecina sobre sí misma, aunque al final, tras el registro de la furgoneta, da con algunas claves, pero no todas: Miss Shepperd sigue siendo un enigma.

Alan Bennett. Editorial Anagrama, Barcelona, 2009. 96 páginas.

Nosotros caminamos en sueños

Reseña publicada en la revista «El Sábado» del diario El Mercurio, 28 de marzo de 2015

nosotroscaminanosensuenosHay una venerable tradición literaria y cinematográfica antibelicista. La premisa es que el horror de la guerra es tan atroz, tan brutal, tan carente de sentido, que hay que sacarlo a la luz a como dé lugar, para que nunca vuelva a repetirse. Ya se sabe que aquel empeño es vano.

Ahora mismo, en una veintena de lugares, por lo menos, en África, Asia y Europa Oriental, hay conflictos bélicos que mantienen la producción de armas en pleno rendimiento. Adentrarse aunque sea mínimamente en ese torrente de datos es espeluznante, por tantas razones, así que es mejor retomar el hilo. En esa corriente antibelicista se inscribe Nosotros caminamos en sueños, novela del argentino Patricio Pron que se dibuja sobre el paisaje desolado y frío de las islas Malvinas, pero que en realidad puede referirse a cualquier guerra o a todas las guerras. La particularidad de esta obra es la manera en que el autor carga las tintas o pone los énfasis, y ello porque desde la presentación de la contratapa, el libro se asume como una obra cómica. El humor es, en todo caso, desaforado, explosivo, mordiente. Un oficial gordo que parece «un Frankenstein de segunda mano». Un soldado que se inscribió como voluntario porque, de acuerdo a un test, tenía las características óptimas para destacar en el ejército: «Violento, agresivo, inútil, torpe, desafecto, irritable». Negociaciones para que el enemigo mate en los días impares, para facilitar la recogida y la identificación de los cadáveres.

Nosotros caminamos en sueños es una novela desquiciada, pero cuya lógica impecable e implacable produce risa, sí, pero de aquella que brota del desconcierto, del desajuste de las expectativas, de la extrema seriedad del humor que no reconoce límites. Hay personajes alegóricos -El Nuevo Periodista, el Soldado Cornudo, el Teniente Perdido- y el resto reúne apellidos de resonancias francesas, alemanas, polacas, rusas y españolas, entre otras, para reforzar que el relato rebasa con mucho la guerra que estalló cuando Pron tenía 6 años y la soñó, o soñó que la soñaba; y desde ese paseo de sonámbulo entrega una obra impecable que quizá, como tantas obras anteriores en la misma vena, poco contribuya al fin de las guerras, pero que se constituye, a la vez, en una narración que sacude el panorama «como cerillas en una caja medio vacía» y que logra, con más fuerza que la veta testimonial, dejar al descubierto que esa mitología de la guerra como manifestación de heroísmo y bravura no es más que barro ceniciento en una playa perdida en el fin del mundo.

Patricio Pron. Literatura Random House, Buenos Aires, 2014. 122 páginas.

La vida interior de las plantas de interior

Reseña publicada en la revista «El Sábado» del diario El Mercurio, 6 de abril de 2013

la-vida-interior-de-las-plantas-de-interiorEn este nuevo volumen de cuentos, Patricio Pron demuestra una vez más su especial talento para el relato breve. Como en anteriores libros, juega con los personajes, los tiempos y el ritmo de las historias; y aunque parezca a veces que el hilo se pierde, se trata, en realidad, de giros argumentales que gradúan la sorpresa. En uno de ellos, «Diez mil hombres», el mismo Pron (o alguien que se llama Patricio Pron) es el protagonista; en «La explicación», hay una fugaz aparición de un escritor belga, Laurent Maréchal, que ha escrito libros con los mismos títulos de los de Pron. En «Un jodido día perfecto sobre la Tierra», el personaje principal es jurado habitual en concursos de cuentos; este cuento es también el que mejor revela una faceta poco habitual en Pron, un humor cáustico, ácido e irresistible (la descripción de los cuentos que llegan habitualmente a los concursos está entre las mejores y más divertidas páginas del libro). «Trofeos de amantes que han partido» trata de aspirantes a escritores, escritores hechos y derechos, blogs, comentarios borrados, obsesiones y suplantaciones; todo con un aire muy cercano para quienes frecuentan las redes sociales. Y «Algunas palabras sobre el ciclo vital de las ranas» trata con ironía y también secreta simpatía el destino de los escritores de provincias que llegan a la capital, así como qué puede significar para quien se inicia en las letras la obra de los escritores consagrados. Son los cuentos literarios. Otros exploran los encadenamientos del azar, y el foco puede estar tanto en un albatros perdido en un depósito de basura en el Atlántico como en una vendedora de flores en un desangelado centro comercial. Algunos relatos, como «El nuevo orden de la última lluvia» y «Rododendro, tradescantia, tillandsia, bromelia», tratan muy profundamente las posibilidades de la desesperación, la tristeza y el desamparo, siempre a la manera de Pron: nunca está todo dicho y no hay ese psicologismo que malogra tantos intentos de hablar de lo mismo. En este libro, Pron muestra más soltura, más humor y más autoironía que en los anteriores, así como la confirmación de un estilo único que dialoga con la tradición sin perder el pulso ni la originalidad.

Patricio Pron. Mondadori,  Buenos Aires, 2013. 140 páginas.