Poco hombre. Crónicas escogidas

Reseña publicada en la revista «El Sábado» del diario El Mercurio, 14 de diciembre de 2013

poco-hombre-617x1024Pedro Lemebel es, a estas alturas, un nombre consagrado en la literatura chilena, cuestión que hay que abordar con los matices que requiere. Salvo una incursión en la novela –género en el cual, claramente, no se halló–, ha cultivado la crónica como su género predilecto. Ahí, en la brevedad de piezas que suelen comenzar su recorrido en diarios, revistas y radios antes de recalar en libros (ya son siete), es donde mejor suena esa voz personalísima y donde esa sintaxis sinuosa logra un ritmo único en nuestras letras y probablemente en la literatura en castellano. La presente antología, realizada y prologada por Ignacio Echevarría, no se guía por el orden cronológico en que aparecieron las crónicas, sino por el intento de ofrecer «los retazos de una especie de autobiografía» que, sin embargo, es también «una panorámica de la sociedad chilena de las cuatro últimas décadas». Así leído, como una historia, como un relato unitario que enlaza la historia personal con la crónica histórica, social y política, este libro se convierte en la mejor herramienta para conocer la obra de un autor que escribe desde el margen, desde la minoría de la minoría, desde el punto de vista de la loca que incluso es mal mirada dentro del mundo gay; y desde ahí levanta una mirada que ha ido consolidando no solo un estilo, sino también una forma de hacerse presente; y esa manera de cultivar su personaje autoral es, según señala Echevarría, «ponerse en juego él mismo, contrariando las expectativas, autoperformándose, escenificándose cada vez de la manera más eficaz para su objetivo que, combinando siempre la denuncia con el testimonio, sigue siendo contrabandear «contenidos, entre comillas, periféricos», con el propósito de «dignificarlos, más que legalizarlos o adscribirlos a una cultura urbana»». Y ahí está, sin duda, una de las claves de la escritura de Lemebel, el rescate de la dignidad de la pobreza, del marica, de la loca, tanto como la denuncia feroz de la hipocresía y de los dobleces que tanto afectan la sociabilidad criolla. Lo que impresiona más de la lectura es la coherencia del personaje que habla y la riqueza enorme que hay tanto en el estilo que busca –y logra– seducir al lector, como en sus hallazgos imprescindibles sobre la sociedad de la que formamos parte.

Pedro Lemebel. Selección y prólogo de Ignacio Echevarría. Ediciones Universidad Diego Portales, Santiago, 2013. 280 páginas.

Raro. Una historia gay de Chile

Reseña publicada en la revista «El Sábado» del diario El Mercurio, 19 de noviembre de 2011
Casi al final de la extensa introducción -alrededor de 50 páginas- Óscar Contardo explica que su libro trata sobre “una idea compartida ampliamente por una mayoría y la manera en que esa idea ha traspasado los siglos determinando la vida -íntima y pública- de miles de hombres y mujeres”, una idea compuesta por muchas otras hasta asemejarse a un enjambre, “que solo existe cuando se reúnen las abejas suficientes para darle forma”. Esa idea -o el núcleo del enjambre de ideas- es la condena de la homosexualidad. Tal como el autor lo muestra a lo largo del libro, ella puede adoptar distintas expresiones jurídicas y sociales, que van desde la pena de muerte al hostigamiento y la burla pública. A su vez, Contardo rastrea el origen de la idea desde la Baja Edad Media, cuando la Iglesia Católica discurre hacia un cauce más conservador y rígido en materias sexuales, hasta cómo se manifestó y plasmó en Chile desde la Conquista hasta nuestros días.

 

La acuciosa investigación de Contardo, que ya había demostrado su habilidad para retratar épocas y temas en La era ochentera (escrito con Macarena García) y Siútico, impresiona y a ratos sobrecoge por la violencia explícita e implícita en el aislamiento, acoso y persecución a una minoría. El uso de fuentes escritas da paso progresivamente a testimonios orales, muchos de ellos anónimos, que demuestran claramente que el prejuicio aún impone sus normas -y los miedos que lleva aparejados- en esta sociedad. Se trata, entonces, de un ensayo que aúna la investigación histórica con la crónica del presente, la fuente documental con el testimonio, y de esta manera completa un recorrido que destaca por su amplitud y profundidad tanto como por la calidad de la escritura. Dentro del ingente material que propone Contardo, hay un ángulo menos explorado en la historia de las ideas en Chile que resulta, al menos, chocante, y es el afán higienista y normalizador de la medicina de décadas pasadas, que, a su vez, sobre la base de prejuicios y afirmaciones sin la menor base empírica, calificó a los homosexuales, sucesivamente, de delincuentes y de enfermos. Demás está decir que contó con la complicidad de tantos otros actores sociales, de izquierda y de derecha, laicos y religiosos. Pero quizá sorprende más todavía la pertinaz resistencia a desaparecer de esas ideas, que resuenan en discursos políticos y columnas de opinión. El enjambre todavía zumba.

Óscar Contardo. Planeta, Santiago, 2011. 404 páginas.