Reseña publicada en la revista «El Sábado» del diario El Mercurio, 8 de febrero de 2014
Hay muchas maneras de abordar la historia y la literatura de lo que solemos llamar América Latina, que en realidad es un conjunto harto más heterogéneo de lo que se pretende. En este riguroso y personal ensayo, el novelista mexicano Álvaro Enrigue sitúa el foco tanto en momentos menores de la gran historia, como en la tenue línea de la emergencia de las clases medias y la tensión que mantienen con los extremos de la escala social. Además, Enrigue lleva a cabo el desarrollo de sus tesis a través de textos literarios, en lo que constituye un gesto tan audaz como heterodoxo; la poesía, el manual de urbanidad o el tratado histórico, no están para ilustrar los movimientos de la historia, sino que se constituyen en ella, en el modo en que las sociedades cambian y expresan un nuevo estadio en la manera de entender el mundo. Enrigue viaja hacia el pasado en sucesivas etapas, que van desde Rubén Darío y su cursilería extrema, que abre una luminosa ventana sobre esa condición donde la burguesía decimonónica «está contenta con lo que tiene, pero no con lo que es», según Enrique Tierno Galván, o, según Juan Valera, «la esencia de eso que llamamos cursi está en el exagerado temor de parecerlo», hasta poemas de sor Juana Inés de la Cruz, donde el tópico del triángulo amoroso está descrito en términos contables.
Esos sonetos, escritos cuando se produjo la primera globalización comercial y la capital de Nueva España fue el crisol de una nueva manera de entender el funcionamiento del dinero como una abstracción; las obras de los expatriados jesuitas en el siglo XVIII que reivindicaron con evidente exageración las riquezas del Nuevo Mundo como sustento político para reclamar su derecho a manejarlas; el Manual de José Antonio Carreño, un gesto de autoafirmación (por momentos delirante) destinado a la aristocracia que terminó por convertirse en una guía universal que aún hoy se reedita en México; y la obra poética de Manuel Gutiérrez Nájera, un adelantado a su tiempo, y de Darío, son las estaciones inversas de un recorrido tan estimulante como novedoso por un pasado que obliga a mirar de otra manera el presente. Es decir, lo que debería lograr cualquier ensayo histórico realizado con rigor y perspicacia.
Álvaro Enrigue. Anagrama, Barcelona, 2013. 193 páginas.