«Mi vida querida», de Alice Munro

Reseña publicada en la revista «El Sábado» del diario El Mercurio, 19 de octubre de 2013

Mi-vida-queridaSe dice, con justa razón, que en el caso de Alice Munro, el Nobel de Lite­ratura premió al cuento como género. En efecto, la autora canadiense de 82 años publicó solo una no­vela (La vida de las mujeres, reseñada en esta columna) y muchas colecciones de relatos, de los cuales Mi vida querida es el más recien­te y probablemente el último, porque anunció que no escribiría más. Y es también un libro que está plenamente a la altura de su trayectoria; hay escritores que envejecen mal y publican cualquier cosa, confiados ya más en su figura que en su escritura. Munro no es de aquellas. Sus cuentos siguen siendo geniales miradas a vidas comunes y corrientes, pero, tal como ella ha señalado, toda vida común y corriente puede ser extraordinaria. Y eso es lo que logra en sus cuentos perfectamente construidos, que tienen una fluidez narrativa excepcional: que mínimos acontecimientos, algún giro sorpresivo, un impulso repentino, abran para esas existencias lo inesperado, sin perder por ello su humanidad. Es decir, lo que im­porta no es tanto el hecho narrado, sino el modo en que Munro se apodera de ellos y de sus personajes para transfigurarlos y marcar una huella indeleble en la memoria del lector.

Pocos escritores logran una flui­dez de estilo tan transparente y li­viana. No hay, en sus cuentos, nada recargado; cada historia fluye con desarmante naturalidad, aunque Munro, desde luego, no destaca solo por la fineza de su escritura, sino también porque construye buenas historias, que sorprenden, que desazonan, que inquietan, que consuelan. El título de la colección es también el del último cuento y puede tener un carácter auto­biográfico; la protagonista, tal como la autora, nació en 1931, y vuelve a su infancia, a las imágenes de su padre y de su madre, a la de una anciana vecina. Y puede leerse también como una suerte de manifiesto o resumen de toda su narrativa, cuando escribe que «so­lemos decir que hay cosas que no se pueden perdonar, o que nunca podremos perdonarnos. Y sin embargo lo hacemos, lo hacemos a todas horas». En eso consiste, quizá, la vida, la vida que la autora quiere, puesto que Munro rescata tanto como redime aquellos mo­mentos de debilidad que nos hacen más humanos a todos y que, finalmente, perdonamos.

Alice Munro. Lumen, Buenos Aires, 2013. 335 páginas.

«La vida de las mujeres», de Alice Munro

Reseña publicada en la revista «El Sábado» del diario El Mercurio, 19 de mayo de 2012

la-vida-de-las-mujeresLa escritora Alice Munro, nacida en Ontario, Canadá, en 1931, tiene una vasta trayectoria bien difundida en Chile a través de las editoriales que han publicado últimamente sus libros, RBA, De Bolsillo y Lumen. Esta última recupera ahora una antigua novela que no había sido traducida antes, de 1971, cuando Munro tenía 40 años y desplegó en ella ese estilo casi hipnótico, transparente a fuerza de cuidar el ritmo y la cadencia de las frases, que se ha constituido en su más poderosa señal de identidad. Según la autora, la novela «es autobiográfica en la forma, no en el contenido», afirmación irónica que otorga otro trasfondo al relato en primera persona de Del Jordan, una niña que reconstruye su historia, la de su familia y la de su entorno en la década de los cuarenta. Y si su madre está tocada por una extraña singularidad (vende enciclopedias, hace discursos, escribe cartas a los periódicos), la niña, con una mezcla de horror y compasión, veía en sus tías una radical diferencia y «percibía lo desdeñosas, lo superiores, silenciosas y envidiables que eran esas personas, que podían estarse quietas toda su vida, sin necesidad de hacer o decir nada extraordinario». Y sin embargo, Del se parece más a su madre de lo que se atreve a reconocer, como se puede intuir pronto y se revela más adelante, cuando ella, ya adolescente, vislumbra los mundos vedados para la antigua gente de su pueblo, Jubilee. Por ahí, por el descubrimiento y la exaltación de lo posible, va la línea profunda de desarrollo de una novela hábilmente construida sobre la base de episodios centrados en personajes distintos, con tal autonomía que incluso podrían leerse como relatos independientes; pero a la vez con una íntima conexión entre sí otorgada por la voz de Del y por el crecimiento de aquellos personajes, que en cada capítulo reciben una luz distinta que les otorga otra intensidad y nuevos matices. Y en realidad, más que de personajes, habría que hablar de las mujeres protagonistas. Los hombres tienen un papel decididamente menor en esta trama, que recoge un momento delicado y frágil en el camino de la creciente autonomía femenina. «No hemos tenido más vida propia que un animal doméstico», dice la madre de Del, e intuye que algo va a cambiar definitivamente para las mujeres. Su hija es la portadora de esa herencia.

Alice Munro. Lumen, Barcelona, 2011. 375 páginas.