Reseña publicada en la revista Sábado del diario El Mercurio, 30 de septiembre de 2017
Desde hace casi 10 años, el escritor, editor y periodista argentino Juan Forn escribe las contratapas de los viernes en el diario Página/12. Con ellas ha reformulado el concepto de columna; según se cita en la contratapa del libro, entiende cada ejercicio como «una novela condensada» que escribe como si fuera un poema, que también es un cuentito y un «pequeño fresco sociopolítico». Parece mucho, pero no; Forn cumple admirablemente con su programa. En Argentina ya se han publicado tres tomos de contratapas, lo que habla bien de la llegada de este tipo de columnas y, sobre todo, de su capacidad para escapar de la coyuntura o, dicho de otra manera, de su actualidad más allá del paso de los años. Esta selección de Libros del Laurel toma mucho material de una selección previa de Los libros que leo, publicada con el título de El hombre que fue viernes, en 2012. Esta edición, aparte de material nuevo, propone un cierto orden de lectura que potencia el contenido.
Hay distintas formas de leer este libro. Aunque hay contratapas destinadas a matemáticos, cantantes, cineastas y otro tipo de personajes más difíciles de clasificar, la mayor parte de los perfiles (que eso son, aunque Forn incorpore en ellos su experiencia personal, sus gustos y el siempre interesante juego del azar que conduce las lecturas) están dedicados a escritores. En este sentido, Yo recordaré por ustedes es una estupenda guía de lectura, pero, más que recomendaciones de libros, se trata de cómo leerlos, de cómo abordar a un determinado autor, de las circunstancias en que escribió, de por qué le gustaron a un lector tan dedicado como Forn. «Ya me estaba cansando del minimalismo hierático cuando metí los dedos en ese enchufe llamado Osamu Dazai y recibí la descarga eléctrica que andaba buscando». ¿Cómo no ponerse a buscar libros de Dazai? O cómo leer, o releer, esa novela extraordinaria que es El beso de la mujer araña, doblemente traicionada por la película y por el musical de Broadway. O a la poeta uruguaya Idea Vilariño, que condensó hasta el límite una escritura solo posible si se ha pasado «por las comarcas más pavorosas del amor». Pero también es una guía para mirar (Hokusai y el aduanero Rousseau, que tanto merece un homenaje como el de Forn) y para apreciar el cine, aunque sea, por ejemplo, desde el ángulo de la pelea entre Godard y Truffaut o de una película realizada sobre un material que su autor nunca pudo ver: Einsenstein en México. Y más: hay algo en el género que inventó Forn (que no es columnismo al uso) que seduce más allá de cuál sea el asunto.
Juan Forn. Libros del Laurel, Santiago, 2017. 216 páginas.