Reseña publicada en la revista «El Sábado» del diario El Mercurio, 26 de septiembre de 2015
Esta es una novela modélica sobre el acoso sexual motivado por la psicopatía. No se trata de abusos de poder o de fuerza ni de aquella burda y machista apelación al género -«es que así somos los hombres»- para justificar conductas inadmisibles. El asunto corre por el carril de la locura, del desquiciamiento, de la total falta de distancia entre lo que se quiere y lo que de verdad ocurre, del divorcio total entre el discurso propio y la respuesta ajena. Sé dónde estás es la primera novela de Claire Kendal, californiana radicada en Inglaterra, profesora de literatura inglesa y de escritura creativa. Con esas herramientas creó un mundo sórdido en el que el acosador, académico de literatura, como ella, le va cerrando espacios a una empleada administrativa hasta el sofocamiento absoluto. Para evitar la persecución en el campus, Clarissa se inscribe como jurado y participa en un proceso que se extenderá por siete semanas. Pero es un empeño inútil.
El libro entreteje dos relatos: uno, en primera persona, destacado en negritas, el diario que lleva Clarissa sobre las acciones de Rafe: sus apariciones en la puerta de su casa o en la estación de tren, su robo de la basura, sus regalos -que van desde chocolates hasta un ramo de funerarias rosas negras y, luego, fotografías, revistas sadomasoquistas-, que dan cuenta además de la clausura cada vez mayor que sufre Clarissa y de un modo de vida permanentemente a la defensiva. El segundo relato es en tercera persona y no se despega de la protagonista. De ella tenemos mucha información; de Rafe -y de Robert, el atractivo hombre que conoce en las filas del jurado- muy poco, apenas lo que ellos le cuentan a Clarissa. Con esa restricción del punto de vista, es más fácil construir el suspenso y dosificar las sorpresas. Cuando ella decide investigar por sí misma a Rafe, se topa con callejones sin salida; y cuando confía en que el sistema podrá acudir en su auxilio, hay más sorpresas. Una arista interesante es la del juicio, donde una chica joven, drogadicta y ocasionalmente prostituta, acusa a cinco hombres, traficantes, de violación. El juicio es una preparación para Clarissa en su propio caso, el caso que quiere construir, pero también ve cómo el sistema le carga la mano, la desconfianza y el recelo a la acusadora, porque es mujer. Y por fuerza hay muchas referencias literarias, especialmente a los cuentos de los hermanos Grimm, que burlaron la censura y describieron atrocidades bajo la máscara del cuento de hadas.
Claire Kendal. Anagrama. Barcelona, 2015. 368 páginas.