Reseña publicada en la revista «El Sábado» del diario El Mercurio, 10 de mayo de 2014
Romina Reyes (1988), periodista, debuta en la ficción con este breve libro compuesto por seis relatos, con el que ganó el premio Mejores Obras Literarias Inéditas 2013 en la categoría cuento. Y merecidamente, puesto que el libro revela una mano segura en el trazo y una voz propia que tiene muchas posibilidades de ganar madurez y depurar un estilo que ya se manifiesta con claridad. Se trata de historias situadas en las antípodas de la épica, escritas en un tono menor donde la melancolía y la sensación de vacío se instalan con suavidad, sin aspavientos, sin el más mínimo vestigio de autocompasión. La contención, sin embargo, no implica amargura; hay lucidez, una profunda y cristalina lucidez, pero sin que esa capacidad de sentir el vacío o la inutilidad de las cosas se transforme en un lastre para el fluir de los relatos. «A veces pienso como si nada bueno me fuera a pasar nunca, lo que no significa que esté triste ni que la pase mal», dice uno de los personajes, y parece resumir el tono general de los cuentos. La autora asume con mucha propiedad voces narrativas masculinas y femeninas, y a través de ellas construye relatos que establecen una clara correspondencia con su experiencia de vida; no intentan ir más allá, pero ello no limita, ni mucho menos, su capacidad expresiva. Más que la metaliteratura, tan de moda, o que la ficción elaborada a partir de la propia biografía, otra tendencia muy marcada en la narrativa chilena reciente, lo de Romina Reyes es el intento de atrapar fragmentos de vidas en esos momentos donde la claridad, o algo semejante a la lucidez, obliga a mirar la realidad de frente y a percibir cuánto hay de inestable, de frágil, de incierto, en la existencia de cada uno. Momentos de crecimiento, ritos de paso, que operan de alguna manera a contrapelo del famoso verso de Gabriela Mistral «todas íbamos a ser reinas»: en los cuentos de Romina Reyes, los reinos son el dominio de la incertidumbre, el desvelo, de la intuición de «Qué terrible debe ser no tener que hacer otra cosa que pensar», porque por ahí se asoman el peso de vivir y la inutilidad de la esperanza: «Debe ser desgastante vivir pensando que hay que esperar algo, como si la vida estuviera en otra parte». El último cuento, que da su título al libro, es quizá el que mejor trabaja el desgarro, el dolor y la dificultad de conocer al otro; y sin duda que es uno de los mejores motivos para conocer la obra de esta joven autora.
Romina Reyes. Montacerdos ediciones, Santiago, 2014. 121 páginas.
Un comentario sobre “Reinos”