NW London

Reseña publicada en la revista «El Sábado» del diario El Mercurio, 5 de julio de 2014

Noroeste_152X230Zadie Smith regresa a los temas de su primera novela, Dientes blancos: la vida de gentes de origen caribeño o africano en el melting pot londinense. El sector geográfico que da título a la novela es donde se han asentado por décadas, y la autora recrea la existencia cotidiana a través de un relato que alterna el foco, el escenario y los personajes protagónicos, así como el modo en que se construye en cada una de las cinco partes. Hay dos personajes dominantes: Leah Hamwell, pelirroja y alta descendiente de irlandeses, y Keisha Blake (quien cambia su nombre por Natalie), de familia jamaicana (al igual que Félix, el personaje invitado que protagoniza la segunda parte y de cuya -mala- suerte se enteran las amigas por la prensa). Son amigas desde los cuatro años y, a pesar de la distinta evolución de sus vidas, siguen ligadas por una especie de pacto que escapa a toda racionalización. Más que por el tema de la ciudad multirracial y las tensiones y dificultades que acarrea, la novela interesa por la inteligente construcción de personajes y la exploración de distintas sensibilidades femeninas. En eso Smith demuestra su maestría y madurez narrativa; no hay esa exploración ya desgastada de la psicología, sino una puesta en escena que la destaca sobre el plano y que mantiene intactas las oscuridades e indefiniciones presentes en la vida de cualquiera. Ese relieve preside tanto el desarrollo narrativo como las variaciones de estilo; si la parte de Leah (la primera) recuerda, con su flujo nervioso, novelas previas de Smith, la parte de Natalie (la tercera), construida sobre la base de fragmentos numerados que admiten una amplia continuidad, pero también excursos, adelantos hacia el futuro, regresos a la infancia, muestra que la autora tiene muchos, variados y ricos recursos para rodear a sus personajes y hacerlos emerger siempre bajo renovadas luces. Luces que revelan un paisaje que, a veces, se reviste de inesperada crudeza; es que, como lo demuestra la autora, vivir, ya sea en el noroeste de Londres o en cualquier otra latitud, es una experiencia que suele estrellar las planificaciones e, incluso, la idea que cada quien tiene de sí mismo. Esa lectura -que nadie es inmutable; que cada uno puede ser sorprendido por lo que anida, desconocido, en su interior; que no hay claridad en la mirada sobre uno mismo- es lo que puede quedar resonando tras concluir la novela.

Zadie Smith. Salamandra, Madrid, 2013. 377 páginas.

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