Reseña publicada en la revista «El Sábado» del diario El Mercurio, 22 de febrero de 2014
La historia editorial de este libro ya es larga. Fue publicado por primera veza en Lima, en 1994; luego, en Tusquets México, en 1999; la misma editorial lo lanzó en España en 2005. Ninguna de esas ediciones está disponible hoy en Chile, de manera que es muy bienvenido este rescate de Cuneta. Es que se trata de una de sus novelas más importantes -ha escrito más de veinte- porque muestra con claridad el modo en que el autor desarrolla sus ficciones e incluye sus temas preferentes: la enfermedad, la sensación de amenaza, el mundo que se enrarece, la decadencia, la ambigüedad sexual. Un antiguo salón de belleza atendía sobre todo a clientas bajo cuyos «cutis gastados era visible una larga agonía que se vestía de una especie de esperanza en cada una de las visitas». Era atendido por travestis, que algunas tardes ponían ropa femenina en sus maletines, partían al centro de la ciudad, se cambiaban en algún lugar discreto y salían a explorar la noche. Sin embargo, una extraña enfermedad comienza a causar estragos en la población y el último sobreviviente de los peluqueros, aficionado también a mantener acuarios y criar en ellos a peces raros, y movido quién sabe por qué impulso, transforma gradualmente el salón de belleza en el Moridero, un lugar donde van a parar los enfermos ya incurables («aparte del Moridero, la única alternativa sería perecer en la calle»). La narración no es lineal; los recuerdos del salón de belleza, de las andanzas nocturnas y de la crianza de peces (el capítulo sobre los ajolotes, o axolotl, es uno de los más memorables, quizá por la enorme carga simbólica que ese animal ha alcanzado en América Latina: la «ferocidad de sus costumbres» parece hermanarse extrañamente con la violencia que asola buena parte de la región) se alternan con las escenas del Moridero, ya un espacio nauseabundo donde el olor a agua estancada de la única pecera sobreviviente parece lo único que aporta al lugar algo de frescura. Poco a poco, la enfermedad se toma los espacios y las reflexiones del protagonista alcanzan puntos más extremos y más extraños, donde resalta la frialdad de la mirada sobre la muerte y los asuntos prácticos que conlleva en un lugar como el Moridero. No hay frivolidad, sino una manera muy seria de considerar el asunto más importante de la existencia humana: su término.
Mario Bellatín. Cuneta, Santiago, 2013. 83 páginas.