Reseña publicada en la revista «El Sábado» del diario El Mercurio, 8 de septiembre de 2012
De la interminable cantera de narradores que produce Estados Unidos, la editorial barcelonesa Alpha Decay -así como Anagrama en sus mejores momentos- está rescatando una buena cuota de lo mejor para su exigente catálogo (que hasta ahora incluye sólo un libro de autor chileno: No leer, de Alejandro Zambra). Uno de ellos es Justin Taylor, de 30 años, editor también y colaborador habitual de medios como The Believer o The Nation, con textos de ficción y no ficción. Aquí todo es mejor es su primer libro de relatos; su primera novela, El gospel de la anarquía, también está anunciada en Alpha Decay. Tribus urbanas -góticos y punks, por ejemplo-, estilos musicales, vagos manifiestos políticos, identidades proclamadas a través de la ropa, son maneras de rodear estas narraciones, de situarlas más allá de la anécdota o del lugar en que transcurren; son espacios urbanos, desde luego, pero podrían estar en cualquier lugar de aquella extensa geografía. Lo que importa es la inquietud que recorre a los personajes, su insatisfacción, su manera de dar tumbos en un mundo que si los mira, lo hace de reojo y con algo de asco. Tiene algo de llamativo y paradójico que en la primera potencia mundial, en el país más rico del mundo, la mejor narrativa sea precisamente la que hurga en los rincones oscuros y levanta lo que está escondido bajo la alfombra. Taylor destaca entre los nuevos narradores por la seguridad del trazo y lo imprevisible de sus narraciones. Si, según la crítica estadounidense, recuerda a Carver y Roth, nunca es de manera trillada y reconocible; hay en sus cuentos un hálito poderoso de algo nuevo y distinto, que reconoce señales y retrata ambientes que son parte de un paisaje ya universal. Hábil en el uso de la metáfora, la comparación y la paradoja ( por ejemplo, acá: «La levantó y la llevó en brazos bajo la lluvia como el esposo a la esposa o el monstruo a su amada víctima»), Taylor sorprende por su dominio de las herramientas del oficio a través de relatos que parecen, sí, a la manera de Carver, escenas inconclusas, súbitos claros de luz sobre un hilo que podría rastrearse desde antes del inicio o luego del final, pero tienen una frescura distinta y una capacidad para interpretar también su tiempo que se manifiesta de manera sutil, sin alardes, sin necesidad de mayor contexto, desnuda en su verdad.
Justin Taylor. Alpha Decay, Barcelona, 2012. 203 páginas.