Reseña publicada en la revista «El Sábado» del diario El Mercurio, 16 de noviembre de 2013
Esta novela corta de Nona Fernández, escritora y guionista de televisión, pone en clave de ficción la misma historia que narró, en clave autobiográfica, en Volver a los 17, reunión de testimonios de escritores y periodistas nacidos entre 1969 y 1979 sobre su infancia y adolescencia en tiempos de dictadura. Hay mayor elaboración, desde luego, y trabajo de la ficción, especialmente en el modo de revivir la época y en la variedad de voces y materiales convocados para enriquecer la historia y el punto de vista. Pero el personaje sobre el que se articula la trama es el mismo: González, Estrella González, hija de don González –quien luego resulta ser Guillermo González Betancourt, el oficial de Cara¬bineros que orquestó y ejecutó el secuestro y degüello de los dirigentes comunistas José Manuel Parada, Manuel Guerrero y Santiago Nattino–, cuyo destino fue trágico por razones muy distintas a la política. La novela se estructura en etapas –llamadas “Vidas”–, y en cada una de ellas los recuerdos se hilan tanto desde la memoria que es siempre frágil –“El tiempo no es claro, todo lo confunde, revuelve los muertos, los transforma en uno, los vuelve a separar, avanza hacia atrás (…) y nos entrampa en funerales y marchas y detenciones, sin darnos ninguna certeza de continuidad o escape”–, como desde un tejido onírico que se compone de cartas, de manos fantasmales, de marcianitos verdes que salen del juego clásico de los 80 (que da título a la novela) para tocar con sus eléctricos dedos el lado de acá de los sueños. Através de estas dos vertientes emerge un relato coral a cargo de los ex compañeros de Estrella, identificados, como es costumbre en los liceos y escuelas públicas, por el apellido –Maldonado, Zúñiga, Bustamante, Fuenzalida–, que parece traducir, más allá de los hechos que se convierten en titulares, la profunda sensación de desamparo y peligro que la época imponía a tantos chilenos. Fernández trabaja sin estridencias ni excesos retóricos, y por algo buena parte de la materia prima de la novela está tomada de los sueños; en una pesadilla de Zúñiga, quien desempeñaba siempre el papel de Arturo Prat en las celebraciones del Combate Naval de Iquique, recuerda la Guerra del Pacífico y piensa que quizá esos soldados eran también “un ejército de adolescentes, punta de lanza barata con apellidos de mierda, provenientes de un liceo de mierda”, línea que hila mucho más profundamente la historia del país y el destino de los jóvenes.
Nona Fernández. Alquimia Ediciones, Santiago, 2013. 88 páginas.