«Los sordos», de Rodrigo Rey Rosa

Reseña publicada el sábado 9 de noviembre en la revista «El Sábado» del diario El Mercurio

portada-sordos_grandeLa presencia de Rodrigo Rey Rosa en la última edición de la Feria Internacional del Libro de Santiago motivó que finalmente arribara a Chile la última novela del autor guatemalteco, editada a fines de 2012. En ella retoma una línea ya antigua de su narrativa, el registro de la violencia que se desata en su país, y también marca un regreso al tipo de libros que escribió en los 90; elimina la tendencia más experimental que ofreció en su penúltima novela, El material humano, de 2009, y también su aparición –o de algún otro yo, más bien– como personaje de sus cuentos o novelas, como se vio en la obra ya citada y en Caballeriza (2006). En Los sordos hay, pues, un narrador que ve componiendo las piezas de un puzzle complicado y sórdido, que pone en escena nuevas maneras de vincular dineros mal habidos, codicia, explotación humana y abuso racial. El protagonista es Cayetano, un campesino que deviene en guardaespaldas y que tiene una prodigiosa puntería con las armas de fuego. Puesto al servicio de doña Clara, hija de un banquero, siente que su vida se derrumba cuando ella desaparece misteriosamente, pero la búsqueda de su rastro lo conduce mucho más allá de lo que pensaba. Rey Rosa, con su característica habilidad, elude la narración clásica y sobre todo evita la tentación de dar muchas explicaciones; ello no solo invita a la participación del lector, sino que constituye también una manera de establecer una cierta perplejidad ante el rumbo que toman las cosas, especialmente cuando se enfrentan la moderna ciencia médica con las creencias de campesinos que apenas hablan castellano. Esa perplejidad es lo que multiplica las posibles lecturas de una obra que puede ser, muy en la superficie, un interesante thriller político, pero que es, en realidad, una honda indagación sobre motivaciones humanas como la codicia y el deseo de poder, por un lado, que hermanan a un abogado y a un médico en una complicada trama para hacerse de dinero limpio y montar un negocio sucio; y la lealtad a toda prueba, incluso sin motivo ni retribución –que puede ser incluso una forma de amor, más allá del obvio deseo sexual– que Cayetano siente por doña Clara. Y aunque todo está pasado por un tamiz de turbiedad y polvo que difumina los hechos y que obliga a trabajar para establecer la cronología de lo que pasa en la novela, también queda claro que Rey Rosa mantiene viva no solo una conexión muy íntima con su país, sino también un talento narrativo formidable.

Rodrigo Rey Rosa. Alfaguara, Madrid, 2012. 233 páginas.

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