Reseña inédita.
Con su artículo “Viaje al fondo de la biblioteca de Pinochet”, el periodista Juan Cristóbal Peña ganó en 2008 el Premio Nuevo Periodismo que otorga la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, presidida por Gabriel García Márquez. El reportaje nació cuando el juez Carlos Cerda, que procesaba al general por el caso Riggs, ordenó la inspección y el embargo de sus bibliotecas que, reunidas, sumaban más de 55 mil libros avaluados en alrededor de tres millones de dólares. Peña descubrió que el valor de una buena crónica, sobre todo en tiempos de sobreinformación, es acotar las investigaciones y se propuso, entonces, descubrir cómo y cuando se originó esa pasión por los libros. Este corte transversal en la biografía de Pinochet sigue sus estudios, sus postulaciones a la Escuela Militar –las dos primeras, fallidas-, sus dificultades con ciertas materias, la opinión de sus profesores –un hombre de “inteligencia satisfactoria” a quien se le aconsejó “mejorar su dicción”- y llega a un punto crucial, el momento en que Pinochet – típico militar tropero- descubrió que, cuando en Chile se imponía una dinámica civilista, la única posibilidad de ganar prestigio era pasar por la Academia de Guerra. Una combinación de factores –astucia, suerte, allegarse a la gente indicada- lo llevó a heredar la cátedra de geopolítica en aquella institución. En la trama participan militares como Barrios Tirado, su protector; Ramón Cañas, el principal impulsor de la soberanía chilena en la Antártica; Gregorio Rodríguez Tascón, quien no quiso prologar la primera edición de Geopolítica de su antiguo alumno por los evidentes plagios a sus propias obras; y Carlos Prats, el general experto en geopolítica cuyas cualidades intelectuales envidiaba Pinochet. En fin: desde ese momento el oficial de ejército se consideró un intelectual de cuño, y, mientras ocupó la Presidencia, se preocupó tanto de la reedición de obras antiguas como de escribir nuevos libros y, por cierto, de coleccionarlos. Hay historias secundarias como las de Álvaro Puga, su colega escritor que redactaba bandos para la recién nacida Junta Militar de Gobierno; de Fernando Emmerich y Carlos Iturra, editores de algunos textos del general; y de una corte de libreros que lo abastecieron de volúmenes bien y mal habidos. El libro de Peña destaca sobre todo por la calidad de su escritura y el rigor de su investigación, ya demostradas en Los fusileros, y aporta dimensiones nuevas –nada de complacientes- a la personalidad de quien gobernó Chile con puño de hierro durante 17 años.
Juan Cristóbal Peña. Debate, Santiago, 2013. 218 páginas.