El temor de un hombre sabio

Reseña publicada en la revista «El Sábado» del diario El Mercurio, 31 de marzo de 2012

Es la segunda parte de la trilogía Crónica del Asesino de Reyes, de Patrick Rothfuss, que comenzó con El nombre del viento. Hay una variada oferta para el público juvenil y en esa masa sin duda destaca esta obra de largo aliento que, aunque bebe de una ancha tradición, logra levantar una propuesta atractiva y de alguna manera original. Es decir, por mucho que el lector sienta que transita por caminos ya recorridos, la manera de trabajar los tópicos es distinta. Hay huellas claras de Tolkien, pero con una prosa harto menos plúmbea; hay rastros de J.K. Rowling, aunque sin el pesado fardo de maniqueísmo que ella lleva hasta el extremo; y ecos de la corriente de fantasía medieval que medró dentro de la ciencia ficción, sin necesidad de introducir unicornios blancos o magos calcados de Merlín. Por supuesto que no es gran literatura y que los reclamos de la solapa del estilo «se convertirá en un clásico» son exageraciones, pero también hay que reconocer que está mucho mejor escrito que la inmensa mayoría de las producciones de este estilo.

La segunda parte de la trilogía continúa con la narración que alterna dos tiempos: un cierto presente en la posada Roca de Guía y la narración –muchísimo más extensa— de la vida previa del posadero. Kvothe vuelve a sus tiempos de estudiante y se extiende sobre materias que en este mundo son la base de la tecnología y la investigación científica, aunque con otros nombres y sobre bases menos perentorias en su ansia de verdad. En buenas cuentas, la familiar alquimia, pero con resultados más palpables que la transmutación del plomo en oro. Hay tres largas secciones sobre su viaje, trabajos y aprendizajes lejos de los muros de la universidad; dos son interesantes y se incorporan bien al conjunto. La tercera, la historia de su relación con Felurian, habitante de un universo paralelo más o menos basada en las sirenas de la Odisea, tiene ese regusto desagradable del relleno innecesario. Más aún, queda la sensación de que todo se alarga mucho; de mantener ese ritmo, el tercer tomo tendría que tener muchas páginas más para alcanzar la madurez del Kvothe que regenta la taberna y ve cómo la oscuridad creciente en el mundo lo amenaza todo. Pero sin duda es un buen proyecto, bien pensado para su destinatario de mercado, que se lee con placer y sin culpa.

Patrick Rothfuss. Plaza &Janés, Barcelona, 2011. 1.197 páginas.

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