Rating

Reseña publicada en la revista «El Sábado» del diario El Mercurio, 10 de marzo de 2012

«Cada vez que estoy escribiendo y siento de pronto un ataque de pudor, cada vez que siento que lo que estoy escribiendo es empalagoso, de un cursi que me da grima, asumo entonces que voy por buen camino, que estoy haciendo lo correcto». Quien habla es Manuel Izquierdo, un guionista de teleseries que ha superado los cincuenta años y mira hacia atrás sus años de gloria, cuando era el rey del rating. Ahora está embarcado en un proyecto delirante, una ocurrencia de otro veterano que quiere reverdecer éxitos y devolverle sintonía a un canal que solo vive derrota tras derrota en el afán de ganar en la preferencia de los televidentes: una cruza espuria entre la teleserie y el reality show, que pretende poner a indigentes (que luego son reemplazados por damnificados por torrenciales lluvias) a convivir en una casa y luchar por quedarse con ella. Izquierdo es un escéptico que conoce muy bien la industria y combate contra sus propios fantasmas, especialmente con la vejez; y su jefe, Rafael Quevedo, el creador del proyecto, alguien que no supo detenerse a tiempo y que vive y goza en las intrigas por el poder y la influencia. A ellos se suma Pablo (Pablito) Manzanares, estudiante de literatura que cayó en el canal por la amistad de su madre viuda con Quevedo y es asignado como asistente de Izquierdo. El relato alterna la voces de este último y de Izquierdo, a quienes se suma la de un narrador que mira desde fuera cómo se desarrolla este otro reality en el interior del canal.

Rating, por fortuna, es bastante más que una crónica reveladora de los secretos de la industria televisiva venezolana. Hay mucho más. Humor, para empezar, que también deriva con rapidez hacia la ironía y el desencanto, sobre todo cuando Izquierdo toma la palabra. Hay excelentes reflexiones sobre las teleseries, el modo en que se construyen y por qué la cursilería –mientras más extrema, mejor- es la clave del género. Como responde una entrevistada a la pregunta de por qué las ve: “porque se sufre”. Hay un gran personaje, Izquierdo, que por primera vez aborda la escritura desde un género, el testimonial, distinto de los diálogos y escenas para los culebrones, y dibuja una trayectoria más que interesante. La historia de los damnificados no puede ser más reveladora de las miserias de una industria que solo cree en sí misma y recurre a cualquier truco, aún el más abyecto, para ganar. Y una trama cuyo desenlace tiene algo de moraleja, pero es mucho más que eso.

Alberto Barrera Tyszka. Anagrama, Barcelona, 2011. 263 páginas.

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