Reseña publicada en la revista «El Sábado» del diario El Mercurio, 18 de febrero de 2012
El historiador británico Simon Sebag Montefiore es conocido mayormente por su monumental biografía de Stalin, en dos tomos: La corte del Zar Rojo y Llamadme Stalin, un trabajo tan exhaustivo y bien escrito muy difícil de superar. Este libro –también de vasta extensión- aborda una historia más larga y más compleja y quizá aún más apasionante, la biografía de una ciudad que «también es tema, piedra angular e incluso espina dorsal de la historia del mundo». En efecto, los tres monoteísmos que se disputan la escena de la religión desde hace milenios hacen de Jerusalén el centro de su culto, lo que la convierte ya en objeto de disputas que exceden en mucho cuestiones administrativas o nacionales; y, por otra parte, los vaivenes de la historia a lo largo de tres mil años han situado a Jerusalén bajo el dominio de todo tipo de imperios y naciones. Y si hay una mínima familiaridad tanto con la Jerusalén bíblica como con la actual ciudad disputada por israelíes y palestinos, el recorrido de Montefiore –quien viene de una antigua familia jerosolimitana- por los siglos que van desde una a otra es simplemente apasionante. Y, desde luego, la historia de inaudita violencia, sangre, destrucción y reconstrucción que puntea el paso del tiempo es una notoria muestra de cuán frágil es la paz y cuán intensas son las pasiones religiosas y políticas. Un tercio del libro, aproximadamente, se concentra en el siglo XX, hasta la Guerra de los Seis Días, cuando el regreso de la diáspora vuelve a situar a Jerusalén en el centro de la historia.
Montefiore, como se ha destacado ya por sus libros sobre Stalin, pertenece a esta estirpe de historiadores que apoyan su investigación en un estilo tan vivo y ágil como el del mejor novelista. Este libro, además, destaca por la precisión y calidad de los retratos de los múltiples protagonistas que intervienen en la historia de la ciudad. El relato progresa con rapidez, sin abrumar a nadie y con el aparato crítico y de notas situado al final (vale la pena consultarlas, en todo caso, porque enriquecen notoriamente la lectura). Una historia, en fin, comprometida, escrita con cercanía y pasión, que da cuenta cabal de la intensidad y complejidad de la vida en una ciudad que tanta carga simbólica y peso histórico ha acumulado a lo largo de tres milenios y que, como pocos libros, ilumina perspectivas de singular amplitud.
Simon Sebag Montefiore. Crítica, Barcelona, 2011. 853 páginas.