Reseña publicada en la revista «El Sábado» del diario El Mercurio, 8 de octubre de 2011
Jack Johnson se coronó campeón mundial de box en la categoría pesos pesados en 1908, en Sidney. De inmediato cobró nuevos bríos la presión sobre Jack Jeffries, el hombretón blanco que se había retirado invicto en 1905, para devolverle la supremacía a la raza blanca en un deporte que Jack London definía como «el deporte por excelencia» de la raza anglosajona, «tan profundo como nuestra conciencia, enraizado en nuestro propio ser». Las apuestas favorecían abrumadoramente a Jeffries, rebautizado como «la gran esperanza blanca», por sobre Johnson, un negro risueño, bromista y letal en el ring por su combinación de agilidad y fuerza. La expectación era enorme. A Reno, Nevada, único estado de la unión que consideraba legales las peleas de box, llegaren cientos, si no miles, de periodistas, escritores e ilustradores, además del despliegue de diez cámaras de cine para captar todas las incidencias del combate. Ahí estaba Jack London, un fanático del box que también había apostado una fuerte suma por Jeffries, para escribir una serie de crónicas. Los despachos de London comenzaron el 23 de junio y culminaron el 4 de julio, una vez consumada la humillante derrota de Jeffries en el cuadrilátero. El escritor, herido en su orgullo, cerraba así sus crónicas: «Y ¿dónde estará el campeón que obligará a Johnson a explayarse, que helará sus ojos, que le borrará la sonrisa y hará callar al ingenioso contestón?».
Las crónicas de London parten flojas y toman vuelo a medida que se acerca el combate. Llenas de disquisiciones sobre musculatura, herencia, raza y ética, dicen mucho sobre la mentalidad contemporánea y explican, en parte, el caos que se desató en Estados Unidos tras el triunfo de Johnson. Los disturbios raciales dejaron decenas de negros muertos (y unos pocos blancos) y recrudeció la censura cinematográfica: por todas partes se dictaron leyes que prohibían la exhibición de combates de box en la salas de cine. La incipiente industria sufrió un importante revés de manos de organizaciones religiosas y racistas. De todo ello habla Barack Y. Orbach, cuyo extenso artículo (más largo que las crónicas de London) «El combate de Johnson contra Jeffries y la censura de la supremacía negra», es el mejor complemento posible para London, por la riqueza de la información que entrega y la impecable lectura del contexto en que se dio el combate.
Jack London. Gallo Nero, Madrid, 2011. 142 páginas. Disponible en Prosa & Política.