Purga

Reseña publicada en la revista «El Sábado» del diario El Mercurio, 17 de septiembre de 2011

Los bordes del imperio ruso –que aún lo les, aunque disminuido- son materia más novelesca que el centro; al menos, así lo reflejan las novedades editoriales. Si en la columna anterior hablamos del Cáucaso, ahora es el turno de Estonia con interludios en Vladivostok. Se trata de Purga, tercera novela de la finlandesa Sofi Oksanen, un acontecimiento editorial en todos los países en que ha aparecido y ganadora de varios premios europeos. La novela sitúa la acción precisamente en los tormentosos años posteriores del cambio, cuando la Unión Soviética ya se había desmembrado y fluía la circulación entre fronteras antes tan difíciles de traspasar. Para bien y para mal: no sólo circulaban vientos de libertad. También antiguas esclavitudes.

La novela se estructura a partir del encuentro de dos mujeres: Aliide, una campesina estonia ya anciana, y Zara, una joven rusa que viene de Vladivostok -¡tan lejos!- pero, misteriosamente, habla estonio (ya se sabrá por qué). Tras la aparición de Zara en el patio de Aliide, sucia, desgreñada, hambrienta y golpeada, un narrador omnisciente que dosifica la información y demora en mostrar sus cartas hila varias historias; algunas se hunden en el pasado de la dominación soviética y desnudan la pesada herencia del estalinismo, más aplastante aún puesto que se trata de un pueblo invadido; otras extienden los hilos del presente y muestran cómo la trata de blancas –de la que Zara es víctima- se instaló como un floreciente negocio apenas el muro que aislaba el Este del Oeste se vino abajo. Capítulos breves y rápidos alternan tiempos y espacios y dan forma a un mosaico que mantiene el suspenso y la incertidumbre. Es parte de la arquitectura de la novela: ese narrador un tanto esquivo desarrolla su juego con habilidad e introduce, cada tanto, nuevos elementos que sostienen una trama ágil que a ratos abruma por las sucesivas capas de maldad y dolor que deja a la vista. Con argumentos literarios y buen dominio de las herramientas del oficio, la autora de Las vacas de Stalin (2005) se hace cargo de una herencia dura y terrible que aún marca a los estonios y la exorciza a través de la palabra. Es posible que allí radique el secreto del enorme éxito que ha tenido una novela tan intranquilizadora como ésta.

Sofi Oksanen. Salamandra, Barcelona, 2011. 381 páginas.

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