En las semanas recién pasadas, aparte de diarios, leí muchos cuentos. De Miranda July, reseñados aquí; de Fabio Morábito, acá; y microcuentos, una antología de Eduardo Berti y los de Ana María Shua, en este link. Hoy terminé Otro zoo, de Rodrigo Rey Rosa, uno de los autores latinoamericanos que más aprecio (hace un par de mesesreseñé su última novela, El material humano). Otro zoo es de 2007, pero nunca había llegado a Chile y tampoco lo encontré en Buenos Aires, así que cuando lo vi -a precio de oro- en una librería santiaguina, no me quedó más alternativa que comprarlo; era el único de sus libros que aún no había pasado por mis manos.
Y se justificó la compra. El primer cuento, que da título al volumen, es perfecto y terrible, un cuento que desgarra y atrapa desde las primeras líneas y traspasa su atmósfera de amenaza y miedo a todo el conjunto. El orden de los factores, en literatura, sí altera el producto, puesto que, tras ese golpe inicial, uno se adentra como en puntillas en el resto de los relatos, esperando saber pronto desde dónde vendrá el golpe que descentra y sobrecoge. Y aunque no todos cumplen con la amenaza que el primero deja implícita, esa atmósfera opresiva está muy bien lograda porque prácticamente todos los relatos hacen confluir dos elementos: los niños y los animales, una mezcla que en manos de Rey Rosa se aleja de los tópicos y descubre la crudeza infinita de la realidad.
Los tres primeros cuentos están entre los mejores que ha escrito Rey Rosa, creo yo, aunque puede que sea el simple efecto de haberlos leído recién. El cuarto parece más bien una novela corta -ocupa un poco menos de la mitad de las páginas del libro- y va más bien por el lado del paso, siempre complicado, de la infancia a la adolescencia. El último es el más débil y breve, un mal cierre para un magnífico libro.
Está en la biblio de Santiago. Yo me acabo de leer «Ningún lugar sagrado» que me parece lo mejor de Rey Rosa. Aunque aún no leo el último.
Y sí: el cierre del libro es pésimo.