Acabo de terminar El santo bebedor. Recuerdos de Joseph Roth de Géza von Cziffra, cineasta y guionista húngaro que mantuvo una larga amistad con Roth desde que se conocieron, en 1924 o 1925, en un café de Berlín. Ya entonces, a los 30 años, Roth era un bebedor excesivo, si no alcohólico. En esa oportunidad, Roth abordó a Cziffra pidiéndole dinero para ir al baño del café: estaba tan endeudado con el encargado que no lo dejaban entrar. Al cineasta lo molestaba mucho, y tardó en acostumbrarse, la particular relación de Roth con la verdad. Solía contar los mayores embustes con una convicción tal que convencía a todos, pero sus contradicciones e inconsistencias hacían muy fácil descubrirlo. Según Cziffra, sólo con uno de sus amigos, Joseph Beierle, tan buen bebedor como Roth, era sincero. Beierle le preguntó por qué, y el escritor contestó: «Tú eres una persona sin fantasía. No mereces que se te mienta». Cziffra, que estaba presente, acotó: «O sea que si usted le suelta una trola a alguien, éste tiene que interpretarla como un cumplido».
Otro de los amigos de Roth interpretaba la inclinación de Roth por la mentira de manera más general: «No miente, poetiza. Convierte en poesía toda su vida. Es un observador excepcional. Sin embargo, no puede narrar los acontecimientos que ve y vive tal como los ha visto y vivido. A veces les pone un solo grano de poesía, otras veces lo transforma todo de pies a cabeza». En su largo trabajo como corresponsal para el Franfurter Zeitung (antecesor del Frankurter Allgemeine Zeitung) despachó muchas crónicas (recogidas en diversos volúmenes). Según Cziffra, sus «informes no eran objetivos y secos, sino pintorescos y poéticos, a veces a costa de los hechos. Cuando ocasionalmente le reprochaban eso, Roth acostumbraba a defenderse: ‘no se trata de la verdad, sino de la verdad interior'».
Leí este libro como complemento a las Cartas. Espero tener espacio, en alguna parte, para un artículo largo sobre Roth. Las cartas son interesantísimas, desde luego, pero no suplen, como indica la contratapa, las memorias que nunca escribió. Son demasiados los vacíos de información. El libro de Cziffra es un excelente complemento.
¿Saldrá alguna vez ese comentario largo sobre el santo bebedor?
A propósito de Roth, nunca he visto comentarios acerca de otro escritor austriaco de la época que lamentablemente cuesta mucho encontrar en castellano: Leo Perutz.
Hola, Álvaro. Acá publiqué otro artículo sobre Roth:
https://yonosoyfunes.wordpress.com/2011/06/01/el-amigo-catete-soma-morgenstern-y-joseph-roth/
Y reseñé las Cartas en 2010, pero no he subido esa entrada. Lo haré pronto.
De Perutz, Muchnick Editores publicó cuatro novelas entre fines de los ochenta y comienzos. Yo sólo tengo una, Turlupin, y tendré que volver sobre ella. Ya sabes, la memoria es frágil y por eso mantengo este blog.
Turlupin, en mi opinión, es la novela más débil de Perutz.
Quedo a la espera del artículo sobre Roth. La reseña sobre el libro de Soma Morgenstern la leí y su libro también. Desde ahí que he estado intentando infructuosamente conseguir algo más de Morgenstern. Quizás alguna vez lo consiga.